Alejandra Correa ::: Los niños de Japón
- davisdiniz
- 20 de ago. de 2020
- 4 min de leitura
I
Pela tarde
o mundo se parte
na calmaria do bosque
de peito aberto
sem pai
nem mãe
nem cão que ladre
sem sol
sem luz
e sem moscas
II
No japão
nós as crianças fingimos a infância
um longo ato escolar
para aqueles que nos pedem
que brinquemos na ladeira
de uma montanha nevada
onde o cães nos acossam
com seus olhos de morte
brinquem! – ordenam
cantem suas canções!
querem que sonhemos
uma cidade de ossos
entre os corpos apodrecidos
de uma enorme fossa
III
Eles nos temem
conhecem o poder que alimentamos na fome
mas acabamos dormindo
entre lençóis feito larvas
e já não se contentarão
com arrancar os olhos
A morte nos chega menina
embaraçando nossas asas
ajoelhadas na vala
deixamos que a terra
nos devore em suas raízes:
somos languidos
arbustinhos
as crianças secas.
V
Vivemos numa gota
de espaço
sem
fazer
barulho
VI
Crescer é
matar teu primeiro pássaro
beijar a primeira boca aberta
com olhos de pomba
beber o primeiro gole
das mãos de um ancião
enterrar com tuas unhas pela primeira vez
cadáveres de gatos
insetos
ou cabras
traduzir teu primeiro morto
a partir de um língua distante
VII
No japão
não nos restam pássaros
peixes
nem crianças
que não sejam
de papel
VIII
Há dias
em que nossa pequena memória
só tem espaço
para uma lágrima escura
que nos amamenta
***
Parte desta série dos poemas de "Los niños de Japón" foi traduzida tempos atrás ao português pelo escritor Joca Reiners Terron, que gentilmente nos permitiu acrescentar também aqui sua tradução anteriormente publicada no blog SORTE & AZAR S/A, >>> https://jocareinersterron.wordpress.com/ e que replicamos a seguir:
“Estas são asas de anjo. Voa como um pássaro. Vamos, voa.” O verão de Kikujiro, Takeshi Kitano
I.
É o nosso dia os peixes voam às centenas e nos escapam as cores pelas mãos
rimos por causa dos peixes rimos porque o ar pensa que é mar e nos molha
II.
Na alegria o coração se dilata como uma nespereira febril
fruta saborosa com um caroço de osso que incomoda entredentes
III.
No Japão não nos restam pássaros peixes nem crianças que não sejam de papel
IV.
Uma estação de abandono e o anjo talismã para apagar todo o passado e voltar a crescer como faz a erva
sem consciência
V.
Chorar não é deixar que os olhos estourem
como uma bomba cálida
no meio de sua cara
chorar é aceitar que somos
feitos de água
e que há rios que não calam
Morrer, por outro lado,
é apagar a luz ou o fogo
terminar de vez
qualquer coisa

___
Alejandra Correa é poeta, artista visual e gestora cultural. Nasceu em 1965, em Minas, distrito do Uruguai, e vive em Buenos Aires desde os três anos. Publicou Río partido (El Otro Cielo, 1998), El grito (Alción, 2002), Donde olvido mi nombre (Alción, 2005), Cuadernos de caligrafía (El Suri Porfiado, 2009; Recovecos, 2015), Los niños de Japón (Recovecos, 2009; La Gran Nilson, 2019), Maneras de ver morir a un pájaro (La Gran Nilson, 2016), Si tuviera que escribirte (Libros de las Malas Compañías, España, 2015; Ediciones de la Terraza, 2017), El nombre verdadero (coedición digital La Gran Nilson-Ediciones de la Terraza, 2020). Trabalhou na criação da Red Federal de Poesía e é responsável pela editora independente La Gran Nilson. Recebeu o Primeiro Prêmio Nacional de Literatura Infantil e Juvenil e o Segundo Prêmio Nacional de Poesia. Inédita do Uruguai, ambos em 2014. www.ale-correa.com
___

Los niños de Japón
Alejandra Correa
2009, Recovecos, Córdoba
2019, La Gran Nilson, Ciudad de Buenos Aires
I.
Al atardecer
el mundo se quiebra
en la quietud del bosque
a pecho descubierto
sin padre
ni madre
ni perro que nos ladre
sin sol
sin luz
y sin moscas
II.
En japón
los niños fingimos infancia
un largo acto escolar
para quienes nos piden
que juguemos en la ladera
de una montaña nevada
donde los perros nos acechan
con sus ojos de muerto
¡jueguen! – ordenan
¡canten sus canciones!
quieren que soñemos
una ciudad de huesos
entre los cuerpos podridos
de una enorme fosa
III.
Nos temen
conocen el poder que nos dio el hambre
pero hemos dormido
entre sus sábanas como larvas
y ya no les alcanzará
con arrancarse los ojos
IV.
Nos llega la muerte niña
atragantados en nuestras alas
de rodillas en un surco
dejamos que la tierra
nos devore en sus raíces:
somos lánguidos
arbolitos
los niños secos
V.
Vivimos en una gota
de espacio
sin
hacer
ruido
VI.
Crecer es
matar tu primer pájaro
besar la primera boca abierta
con ojos de paloma
beber el primer trago
de las manos de un anciano
enterrar con tus uñas por vez primera
cadáveres de gatos
insectos
o cabras
traducir a tu primer muerto
de su lejana lengua
VII.
En japón
no nos quedan
pájaros
peces
ni niños
que no sean
de papel
VIII.
Hay días
en que nuestra pequeña memoria
solo tiene espacio
para una lágrima oscura
que nos amamanta


Alejandra Correa es poeta, artista visual y gestora cultural. Nació en 1965 en Minas, Uruguay. Desde los 3 años vive en Buenos Aires. Publicó Río partido (El Otro Cielo, 1998), El grito (Alción, 2002), Donde olvido mi nombre (Alción, 2005), Cuadernos de caligrafía (El Suri Porfiado, 2009; Recovecos, 2015), Los niños de Japón (Recovecos, 2009; La Gran Nilson, 2019), Maneras de ver morir a un pájaro (La Gran Nilson, 2016), Si tuviera que escribirte (Libros de las Malas Compañías, España, 2015; Ediciones de la Terraza, 2017), El nombre verdadero (coedición digital La Gran Nilson-Ediciones de la Terraza, 2020). Desde 2010 coordina junto a Marisa Negri el Festival de Poesía en la Escuela. Trabaja en el área de la gestión cultural en proyectos relacionados con la promoción de la literatura y la difusión de la obra de escritores y escritoras. Fue una de las creadoras del archivo audiovisual Audiovideoteca de Escritores. También trabajó en la creación de la Red Federal de Poesía y lleva adelante la editorial independiente La Gran Nilson. Obtuvo el Primer Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil y el Segundo Premio Nacional de Poesía Inédita de Uruguay, ambos en 2014.
www.ale-correa.com
Comments